Lanzarote tiene algunos de los pueblos más bonitos de Canarias. Una isla aclamada por su belleza y sostenibilidad medioambiental en la que no podían faltar construcciones igual de especiales.
En la mayoría de ellas, las influencias de César Manrique están presentes de una u otra forma. El estilo arquitectónico de los pueblos de Lanzarote es tan singular y particular que identificarlo es muy sencillo: casas del estilo típico canario, blancas y con ventanas y puertas pintadas de colores, calles empedradas y edificaciones de poca altura.
Muchas de las construcciones tienen un legado histórico centenario. Gran parte de ellas han sufrido desde invasiones piratas hasta devastadoras tormentas. No obstante, han logrado mantenerse casi intactas al paso erosivo del tiempo.
En este artículo, haremos un recorrido por los 5 pueblos más bonitos de Lanzarote. ¡Imprescindibles si visitas la isla!
Villa de Teguise
¿Sabías que Arrecife no siempre ha sido la capital de Lanzarote? Desde la primera mitad del siglo XV hasta el año 1852, la Villa de Teguise se alzó con el título. De hecho, fue considerado el primer núcleo civil y urbano de la isla. Debido a la fertilidad de sus tierras y su condición de atalaya, gran parte de la población se asentó aquí durante las invasiones.
Uno de los motivos que explican por qué Teguise es uno de los pueblos más bonitos de Lanzarote. Paseando por sus calles podemos admirar edificaciones con varios siglos de historia.
La Villa fue construida de tal forma que sirviese de protección a sus habitantes sin llamar la atención de los piratas, mimetizándose con el entorno. No obstante, hubo ocasiones en las que los ataques fueron inevitables y lugares como la Cueva de los Verdes servían de refugio.
Entre las construcciones más emblemáticas de la Villa de Teguise destacan: la casa de Don Agustín de Herrera, una de las más antiguas de Canarias y que pertenecía al primer marqués de la isla; el Convento de Santo Domingo construido tras la erupción del Timanfaya; La Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, lugar de culto y cofre de importantes tesoros, entre otros.
Haría
Al norte de la isla se encuentra el Valle de las Mil Palmeras, más conocido como Haría. Gracias a su particular microclima, puede presumir de albergar un amplio abanico de la flora y endemismos autóctonos de Lanzarote. Desde el Mirador de los Helechos gozaremos de unas vistas estupendas a todo el palmeral.
Si te apetece practicar un poco de senderismo o trekking, adéntrate en el lugar más famoso y alto del norte de Lanzarote: el Volcán de la Corona. Un cráter con un tubo volcánico de 6 kilómetros de profundidad que desemboca en el mar.
El verdor que tiñe sus montañas y el propio volcán, lo convierte en uno de los pueblos más bonitos. Por su ubicación entre la Cueva de los Verdes y los Jameos del Agua, Haría es uno de los mejores puntos donde alojarse en Lanzarote.
Montañas, pero también costa. Cerca de Órzola, se encuentra la playa de La Cantería o el Caletón Blanco. Unas de las zonas de baño más especiales de la isla. Disfruta aquí también de un riquísimo plato de pescado fresco en alguno de sus chiringuitos o de un precioso atardecer.
Yaiza
En la otra punta de Lanzarote, nos espera el municipio de Yaiza. Conocido como el primer lugar en ser conquistado, también por tratarse de un enclave europeo de gran importancia. El título como uno de los pueblos más bonitos de la isla se lo debe al Parque Nacional de Timanfaya.
A pesar de haber sido castigado por las erupciones volcánicas, Yaiza es uno de los espacios urbanos mejor conservados de Canarias. Razones por las que destaca frente a otras zonas de las isla.
Todo gracias al cuidado de sus paisajes y al respeto de la arquitectura tradicional. Caminar por sus callejones de casas blancas entreviendo el paisaje volcánico de Timanfaya es, cuanto menos, inspirador.
El encanto de Yaiza se extiende por sus alrededores: La Geria, una de las zonas dedicadas al cultivo vinícola más importante de la isla. Aquí se produce entre cenizas volcánicas el famoso Malvasía, una delicia para los amantes del vino.
La Caleta de Famara
La playa de Famara se encuentra entre uno de los pueblos más bonitos de Lanzarote: La Caleta de Famara. Costero, humilde y lleno de color. El oasis si te encantan las actividades acuáticas como el surf.
Esta pequeña localidad también pertenece al Parque Natural Chinijo, y está situada en un enclave privilegiado y llena de encanto. Desde sus blancas casitas de carpintería azul, se ven con claridad los islotes de Chinijo, el majestuoso Risco de Famara.
Un pueblo tranquilo donde parece que el tiempo se detiene unos segundos cada día para poder apreciar, valorar y disfrutar un poquito más de su singularidad.
Arrecife
Terminamos nuestro viaje en la actual capital de Lanzarote: Arrecife. El centro administrativo y comercial más importante de la isla que debe su nombre a la importante colonia de arrecifes que alberga.
La historia de esta localidad está marcada por la pesca, las invasiones y el desarrollo turístico. Entre sus principales atractivos destacan: el charco y la iglesia de San Ginés, el Castillo de San Gabriel y la Casa Amarilla.
Uno de los pueblos más bonitos de Lanzarote, y un claro ejemplo de cómo se puede ser una capital moderna y tradicional. Como antigua fortaleza defensiva, Arrecife cuenta con varios castillos y construcciones defensivas. La mayoría han sido rehabilitadas como museos o salas de exposición.
Zonas comerciales, restaurantes, parques, playas de arena blanca y mucha vida… ¡No le falta de nada! Razón por la que para muchos visitantes es su localidad favorita.
Un ejemplo de cómo la belleza depende de los ojos de quien la mira, y que puede ser interpretada de múltiples formas. Hasta aquí nuestra ruta por los pueblos más bonitos de Lanzarote, ¡nos vemos por sus calles!